Muchas veces estamos tan sumergidos en nuestros problemas: el pago del auto, la colegiatura de la Universidad, la comida del cumpleaños del jefe que es en el restaurante mas caro de la zona pero no puedes faltar, que el regalo a los papás, que el proyecto que ya lleva semanas de atraso, el reporte de actividades, etc.. mil y un cosas que parece que nunca terminan, tantas que por eso es necesario hacer una pausa en tu vida para revalorar todo lo que tenemos.
Esta pausa me vino cuando al pedir horas para mi Servicio Social me encontré con la actividad de Caminito a la Escuela, el cual consistía en llevar mochilas a las comunidades rurales. En ese momento me pregunte: ¿Mochilas?. Jamás me había percatado que un elemento vital para la vida de un estudiante es la mochila, yo siempre me quejaba con mis padres porque me compraban la mochila más duradera que no siempre o casi nunca era la más bonita, pero eso no era vital para estudiar, lo indispensable son los libros, los cuadernos, ¿la mochila? ¿Y en donde van a llevar los libros y los cuadernos? ¿Con que los protegerían cuando tuvieran que caminar sobre las piedras, bajo la lluvia, bajo el sol al ir a la escuela? Pues si es indispensable.
Unos días antes de ir a Axochiapan vi una película llamada Cochochi donde niños de la sierra taraumara avientan la mochila al bosque porque piensan que para ser campesinos no necesitan ir a la escuela, al ver eso me llene de terror: Y si los niños a los cuales yo voy a darles mochilas piensan lo mismo? ¿Realmente tendrán una oportunidad aunque sea pequeña de terminar la primaria, ir a la secundaria, preparatoria y tal vez solo tal vez hacer una carrera Universitaria? Parecen muchos pasos para personas tan alejadas de la realidad en la que yo estoy viviendo.
Todas mis dudas se resolvieron cuando al llegar a la primera comunidad en Axochiapan con la cajuela repleta de mochilas con útiles escolares salieron unos niños corriendo y gritando: “Ya llegaron las mochilas!! Llegaron, llegaron!!!!” ahí fue donde me dí cuenta que no solo estábamos entregando mochilas y útiles escolares si no estábamos aumentando esa esperanza de que esos niños terminaran un ciclo escolar más, para que terminaran la primara, la secundaria, tal vez hicieran la preparatoria y tal vez algún día al llegar nuevamente a Axochiapan dentro de 10 o 25 años pudiéramos preguntar por el Ingeniero Emilio al que le entregamos una mochila en Mayo del 2009.
Al platicar con los niños salió mi peor miedo cuando un niño dijo: yo voy a ser campesino ¿para qué ir a la escuela?. Pero todo se resolvió al explicarle que la escuela ayuda no solo para hacer un profesionista, sino para ser un campesino el cual pueda hacer los cálculos necesarios para hacer las soluciones necesarias para poder fumigar los sembradíos, para que no le quiten esa tierra ha sido de sus padres, abuelos y bisabuelos, y para que pueda hacer la perfecta negociación de su cosecha y esta sea bien pagada. La escuela como arma para enfrentar el futuro no solo como un profesionista sino como cualquier persona.
Y si ellos lucharán por seguir estudiando, yo seguiré trabajando en lo mío despues de este hermoso golpe de realidad, en el cual aprendí que el detalle más insignificante en la vida de algunos puede ser determinante para seguir adelante o no.
NOTA: Debo muchas entradas, pero aguantenme pronto les subo lo del anillo y todo eso, es que son muchas cosas, esta la subo porque Mónica L. me obligó a hacerla.
Esta pausa me vino cuando al pedir horas para mi Servicio Social me encontré con la actividad de Caminito a la Escuela, el cual consistía en llevar mochilas a las comunidades rurales. En ese momento me pregunte: ¿Mochilas?. Jamás me había percatado que un elemento vital para la vida de un estudiante es la mochila, yo siempre me quejaba con mis padres porque me compraban la mochila más duradera que no siempre o casi nunca era la más bonita, pero eso no era vital para estudiar, lo indispensable son los libros, los cuadernos, ¿la mochila? ¿Y en donde van a llevar los libros y los cuadernos? ¿Con que los protegerían cuando tuvieran que caminar sobre las piedras, bajo la lluvia, bajo el sol al ir a la escuela? Pues si es indispensable.
Unos días antes de ir a Axochiapan vi una película llamada Cochochi donde niños de la sierra taraumara avientan la mochila al bosque porque piensan que para ser campesinos no necesitan ir a la escuela, al ver eso me llene de terror: Y si los niños a los cuales yo voy a darles mochilas piensan lo mismo? ¿Realmente tendrán una oportunidad aunque sea pequeña de terminar la primaria, ir a la secundaria, preparatoria y tal vez solo tal vez hacer una carrera Universitaria? Parecen muchos pasos para personas tan alejadas de la realidad en la que yo estoy viviendo.
Todas mis dudas se resolvieron cuando al llegar a la primera comunidad en Axochiapan con la cajuela repleta de mochilas con útiles escolares salieron unos niños corriendo y gritando: “Ya llegaron las mochilas!! Llegaron, llegaron!!!!” ahí fue donde me dí cuenta que no solo estábamos entregando mochilas y útiles escolares si no estábamos aumentando esa esperanza de que esos niños terminaran un ciclo escolar más, para que terminaran la primara, la secundaria, tal vez hicieran la preparatoria y tal vez algún día al llegar nuevamente a Axochiapan dentro de 10 o 25 años pudiéramos preguntar por el Ingeniero Emilio al que le entregamos una mochila en Mayo del 2009.
Al platicar con los niños salió mi peor miedo cuando un niño dijo: yo voy a ser campesino ¿para qué ir a la escuela?. Pero todo se resolvió al explicarle que la escuela ayuda no solo para hacer un profesionista, sino para ser un campesino el cual pueda hacer los cálculos necesarios para hacer las soluciones necesarias para poder fumigar los sembradíos, para que no le quiten esa tierra ha sido de sus padres, abuelos y bisabuelos, y para que pueda hacer la perfecta negociación de su cosecha y esta sea bien pagada. La escuela como arma para enfrentar el futuro no solo como un profesionista sino como cualquier persona.
Y si ellos lucharán por seguir estudiando, yo seguiré trabajando en lo mío despues de este hermoso golpe de realidad, en el cual aprendí que el detalle más insignificante en la vida de algunos puede ser determinante para seguir adelante o no.
NOTA: Debo muchas entradas, pero aguantenme pronto les subo lo del anillo y todo eso, es que son muchas cosas, esta la subo porque Mónica L. me obligó a hacerla.