martes, enero 03, 2006

Los Chinelos

Entre mis costumbres indígenas que Miguel no entiende y que a mi me encantan, esta una con la cual recuerdo profundamente mi niñez. Estas son las posadas pero no cualquier tipo de posadas, si no las posadas del Niñopa que significa el niño del pueblo, es el niño Dios del pueblo de Xochimilco al cual se le tiene una veneración muy especial.

A este niño se le organizan las 9 posadas en grande, más bien en enorme, son fiestas a las que esta invitado todo el pueblo, el niño que durante todo el año se encuentra en la casa del mayordomo todos los días del año se lleva a misa y se le reza el rosario, pero en las posadas los posaderos van por él a casa del mayordomo en peregrinación lo llevan a su casa le dan de desayunar a los acompañantes, lo llevan en peregrinación a misa regresan del mismo modo a su casa les dan de comer, por último lo regresan en peregrinación a casa del mayordomo, ahí es donde se pide la posada y se parten las piñatas y después en casa del posadero se hace un gran baile.

Desde hace muchos años mi Mamá Chela me ha inculcado la costumbre de ir a ver al niño por lo menos a una de todas las posadas, solo para agradecer los favores hechos en todo el año. Este año aunque las relaciones con ella no son las mejores quise hacerlo, y le dije a mi papá que fuéramos, ya sabíamos por donde iba a pasar y si no sabíamos podíamos preguntar o los fuegos artificiales nos guiarían.

Las peregrinaciones son realmente lo que mas me gusta en el día te dan globos, gorritos y flores, en la noche luces de bengala, velas y tiran cuetes, todo el tiempo tiran cuetes, al frente del niño va un grupo de chinelos bailando al son de una banda de música que desde que empieza hasta que termina se oyen cansados. Se hace una valla para que en medio quede el niño.

En casi todas las peregrinaciones religiosas de Xochimilco los chinelos adornan con su baile y alegría el paso de los creyentes. Cuando era niña ante el peligro eminente de que el contingente de chinelos envolviéndome en sus bailes y atuendos llenos de colores me abstrajera de toda realidad, y que al perder toda conciencia soltara de la mano a mi familia y los siguiera, mi hermana ideo uno de los más grandes traumas que conservo con amor hasta la fecha.

Un día en el que yo estaba embelezada con la alegría que desprenden estos singulares danzantes me dice –Si uno de los chinelos te toca, te conviertes en uno de ellos y vas a tener que bailar todo el tiempo con ellos- me imagino la cara de preocupación que habré puesto, bailar con los chinelos todo el tiempo dejaría de ver a mis padres por estar con ellos y todo concordaba porque hay chinelos pequeños, niños de 3 o 4 años, tenía que tener razón. Bueno desde ese día no permito que los chinelos se me acerquen me gusta verlos hasta bailar como ellos, pero de lejecitos, aunque analizándolo bien bailar todo el día a ese ritmo y comidas gratis todo el fin de semana, bajaría mucho de peso y gastaría poco en comida. Lástima que les tenga tanto miedo.

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